Nunca  me cansare de elogiar el ciclo que dedicado al lied programa desde hace muchos años el teatro dela Zarzuela. Esta vez le ha tocado la vez al barítono austro húngaro Konstantin Krimmel. Ya estuvo aquí en el mismo teatro y para el mismo ciclo en la temporada de hace dos años y para mí fue una autentica revelación. Desde entonces su figura no ha dejado de crecer y su ascenso no acabará  aquí. Le auguro un futuro prometedor.

 Esta dotado de una magnifica y potente voz, un buen fiato y una buena escuela de canto (que al final es en lo que consiste) para el lied, sin perjuicio de que se le dé bien cantar ópera con la que ya está sobradamente acreditado. En uno de los lieder llegó a dar el la agudo sin problema. Programó un precioso programa con obras de Schubert, Loewe y una novedad (al menos para mí)  canciones de Eusebius Mandyczewsky. Estos dos últimos son compositores que vivieron a caballo de los siglos diecinueve y veinte con influencias de Brahms y el mismo Schubert.

   Las canciones de Schubert, todas ellas deliciosas, tienen un aroma de exquisitez y ademas los intérpretes la rodean de un aura mística  por el respeto que les infunde interpretarlas. Así lo hizo el cantante que las fraseó estupendamente dando despliegue a un dominio de la voz, redonda en toda la tesitura, piano cuando se debía y con magnificas dotes de expresividad que nos dejaron impresionados. Destacaré como narraba con el canto los hechos trágicos del” rey de los alisios” y que delicadeza general en las menos agitadas. Después de venerar al compositor las otras canciones de los otros dos autores  pudieron desarrollarse con un mayor desahogo y se notaba que el intérprete gozaba con el relato. Esplendidas todas hicieron del recital que el tiempo volara. El éxito fue redondo y agradecido el barítono nos obsequió con dos lieder mas y la maravillosa serenata de Schubert como colofón.

    En todas ellas estuvo acompañado al piano por un espléndido pianista de origen judío, Ammiel  Bushakevitz, que brilló con luz propia pues no se limitó a acompañar de tramite al solista sino que se introdujo con enorme pericia en los pentagramas hasta hacer una creación de los acompañamientos sin hacerse notar, dejando siempre en buen lugar al cantante formando un dúo verdaderamente excepcional. Triunfo total. Bienvenido sea.