En el auditorio Nacional, el pasado día 14 de Octubre compareció ante la audiencia el joven pianista de Uzbekistán Behdov Abduraimov para ofrecernos un magnifico recital de piano dentro del ciclo de grandes intérpretes que organiza Scherzo, cada año con más éxito.

  El voluntarioso e inquieto joven preparó un programa como para sentar cátedra de virtuosismo. Comenzó con Cuatro piezas para piano de Brahms que  desarrolló con elegancia y soltura, Calentó motores con unas variaciones de Czerny sobre un tema de Rode. Tengo que decir que no las había escuchado nunca; me gustaron pero me parecieron monótonas y atropelladas como si quisiera pasar página pronto y así lo hizo con una gran versión de la obra de Liszt Después de una Lectura de Dante de extrema dificultad y que él abordó con enérgica valentía y sin aparente cansancio.

 Después de la pausa, venia lo mejor. La suite bergamasque de Debussy. Aquí las aguas se calmaron y se pudo disfrutar de lo lindo de la interpretación de tan sutiles pentagramas. No se vieron velocidades inadecuadas y a la luz salieron todas las sonoridades de la paleta de Debussy. Fue, para el que esto firma, lo más granado de la noche, Para terminar la traca final: tres movimientos de Petrouchka de Igor Stravinski que son verdaderos toros que lidiar aparte. Lo superó con creces alcanzando momentos en que el piano se transformaba en orquesta furibunda. El público, discreto en los aplausos al principio se entregó definitivamente y nunca quería que el concierto terminase. Un éxito total reflejo al que hay que prestar atención pues no son muchos los jóvenes que tienen el valor de llevar en cartera el peso de semejantes partituras y mostrarlas en su plenitud.